domingo, 30 de agosto de 2015

Capitulo 2.2 "Descubrimiento"





¡¡¡Howard!! ¡¡¡Howard!!!


Siento la tensión a flor de piel, mi corazón descontrolado y mi compañero gritando como alma que lleva el diablo. Aunque tiene razón la situación no es nada cómoda. Fuimos en busca de aventuras, ser famosos y descubrir lo desconocido. Todo ello nos parecía una idea estupenda. Hasta hoy. Cuando fuimos atrapados por una extraña tribu en una isla perdida de la civilización. Ya me veía siendo comido por estos salvajes pero no, no hicieron nada de eso simplemente clavaron dos estacas, nos ataron y empezaron a bailar hasta la locura.


-Ph'nglui mglw'nafh Cthulhu R'lyeh wgah'nagl fhtagn

-Ph'nglui mglw'nafh Cthulhu R'lyeh wgah'nagl fhtagn


Y así una y otra vez hasta el amanecer. Y de pronto el silencio. Pero no ese silencio que da paz. Sino el otro. El que hace que tengas sudores fríos y risas nerviosas. El que te deja expectante esperando no lo peor sino lo siguiente. Odio tener razón. Aquí clavados al borde de un acantilado mirando el eterno mar. Tras el silencio, el agua con su suave sonido y de manera casi imperceptible, un gorgoteo como un masa acercándose. Como si fuese lava o lodo. Aunque resulta imposible no conozco ninguna materia que suba del fondo hasta la cima. Pero me olvido que estamos en el fin del mundo y en medio de una tierra olvidada.

. Hace días que no pruebo una gota de alcohol y parece imposible cuando veo una pasta viscosa y babeante procedente del infierno y acercándose decidida a por nosotros. Lo mas increíble es que parece tener vida propia y ser totalmente racional.

Y nosotros, Dios nos ayude, somos un sabroso bistec.

-¡Howard, ¿que es eso?

Mi compañero aparte de que creo que me va a matar de un infarto antes que “eso” no se si se da cuenta que lo veo y que mi nivel de asombro es como poco infinito.

Como relamiéndose la cosa se acerca a mi camarada y lo absorbe como si fuese un pollo cocido. En un instante veo sus blanqueados huesos amontonarse sobre el pie del poste. El liquido asesino se gira y diría que me mira. Siento mis pies como si estuvieran en una olla hirviendo y poco a poco va subiendo.


-¡Howard!,¿quieres levantarte de una vez de la cama? No vamos a llegar.



De repente me doy cuenta de la situación. Revuelto entre mantas que casi me ahogan. Todo ha sido una pesadilla. Debí quedarme dormido leyendo otro numero de “Historias Fantasticas”.

Palpo todo mi cuerpo dando gracias al Creador de que todo haya sido un sueño y me deshago de mis cadenas de mantas enrolladas debido a las vueltas que he dado en mi cama que me habían hecho preso.


Me libero y cuando levanto la vista veo a mi padre Winfield Phillips, arqueólogo de profesión y erudito en civilizaciones extrañas. Su mirada me reprende también piensa que debería dejar de leer esas historias ridículas. Pero no tengo fuerza de voluntad, es mi talón de Aquiles. Bueno uno de ellos.

-Howard, mirate. Tengo una reunión con el decano y tu ni siquiera te has levantado.

Finalmente tras un rápido vaso de leche y media rebanada de pan salimos a ese importante encuentro. Teniendo durante todo el rato en mi nuca los ojos de mi padre y su pertinaz y apabullante charla sobre la importancia de la puntualidad, el orden y las buenas maneras. Yo por mi parte agacho la cabeza y pongo ojos de cordero asistiendo a todo lo que dice y pongo mi mejor sonrisa. Por fortuna, la llegada al lugar sirve para que mi padre se estire el traje, carraspee dos veces y acto seguido se alargue en toda su dignidad con una pose de calculado orgullo y distinción. Al menos tendré un momento de paz.


El despacho es un lugar lujoso, perfecto para impresionar a incautos como yo. Títulos y menciones amontonados en la pared por luchan hacerse un hueco. A un lado un mueble de noble madera lleno de legajos y manuscritos se juntan con libros e incunables. Al frente de todo esto un hombre recio de nariz venosa y rojiza con ojos profundos y vivaces. Algunos mechones de pelo se rebelan contra su dueño que de manera obsesiva intenta poner orden en su cabeza con gestos energicos. Vestido con un traje de corte elegante y  distinguido, para mi gusto rancio y obsoleto. Parecía que solo trataba a sus iguales de igual forma e imponiendo su status a los que el consideraba de inferior posición social. Era un señor cargante con un trabajo aburrido. Nunca entendí la pasión por piedras viejas, muertos milenarios ni escritos convertidos en polvo.


-Winfield, mi querido amigo. ¿Como estas?.-dijo extendiendo la mano hacia mi padre.


-No tan bien como tu. Estas hecho un chaval.


-Ja, ja, ja. Eres todo un zalamero.


De pronto se me quedo mirando y abrió uno de sus ojos hasta tal punto que mire a mi alrededor buscando un lugar para esconderme.


-Pero, caramba. ¿Y este respetable caballero?

De manera instintiva me señale a mi mismo con cara de sorpresa.
 

-Mi hijo Howard.


-Vaya, vaya parece que fue ayer cuando colgaba de mi toga.


Vaya eso si que no me acordaba jamas pensé que jugaba con un señor tan tedioso como este. A lo mejor mi padre tenia razón si que he cambiado.

-Bueno te hecho llamar porque hemos hecho un descubrimiento muy interesante.

-¿Donde ha sido?

-Aquí en Frovidence. Resulta que estaban reparando la vieja iglesia y empezaron a levantar las baldosas. Para su sorpresa han encontrado un suelo con extrañas formas y podía ser la entrada de algún tipo de construcción. Pero no se han atrevido a hacer nada mas hasta que vaya un experto y valore que tienen entre manos. Espera un momento, tengo algunas fotografías.

El anciano tomo una llave que tenia colgada de su cuello y se la quito para abrir un cajón de su mesa. Al instante estábamos mirando una colección de fotografías de las mencionadas obras. Mi padre miraba absorto la composición de los enigmáticos pavimentos.

-Nunca he visto nada igual.-comento Winfield.- No soy capaz de relacionarlo con ninguna cultura conocida.

-Quizás sea alguna tribu que se mantuvo en secreto hasta la llegada de los romanos. Quien sabe.

-Es fascinante.

-Si, creo que esto seria un gran reconocimiento a tu ya brillante carrera.

Miraba a mi padre y ya se veía colmado de títulos y honores ante tal descubrimiento.

-Bueno, muchachos. No quiero reteneros mas. El tiempo apremia y tenéis un montón de cosas que hacer.

-Gracias, Colin. No te defraudare, te lo aseguro. En breves tendrás noticias mías.

-Lo se, camarada. Lo se. Eres la persona idónea para este cometido. Al fin y al cabo aun eres de los nuestros.

Fue en ese momento cuando percibí algo en la mirada de mi padre. Por un instante algo turbio y oscuro se reflejo en el fondo de sus ojos. Nunca había visto esa oscuridad. Luego me miro a mi y sonrió como si no pasara nada.

-Nos vamos, Howard. Despidete del decano.-El invierno vino por sorpresa a la estancia y nadie nos aviso.

La frialdad decidió venirse con nosotros. Mi locuaz padre apenas hablo lo justo. Un secreto que guardaba y corroía sus entrañas se asomo en el momento mas inoportuno. Soy su hijo, ni el mas brillante ni el mas listo pero sabia que no era tonto. Y atisbar la parte mas negra de su alma sin su beneplácito no iba a ayudar mucho en nuestras ya complicadas relaciones. 


Continuara... 

No hay comentarios: